A partir de la denuncia de UNICEF, en 1998, sobre el trabajo infantil en las plantaciones de cacao en Costa de Marfil, numerosas investigaciones periodísticas buscan sensibilizar al mundo sobre la amarga realidad que viven niños de entre 5 y 14 años en África.
Costa de Marfil y Ghana son los mayores productores de cacao en el mundo, los siguen Asia y Oceanía, y en un menor porcentaje América del Sur. Esta producción es importada en un 80 % por Europa y Estados Unidos.
Documentales sobre el trabajo infantil
En el año 2000 la BBC de Londres realizo un documental en Costa de Marfil, llamado SLAVERY: A GLOBAL INVESTIGATION. La filmación muestra el trabajo infantil y la existencia del tráfico de niños desde Mali, Togo o Burkina Faso, para trabajar como esclavos en los cultivos de cacao. De acuerdo al testimonio de niños que lograron escapar, reciben terribles palizas y castigos, privación de comida, si no pueden realizar el trabajo encomendado o si intentan huir.
En 2010 otro documental, en este caso llamado THE DARK SIDE OF CHOCOLATE reveló que muchos de estos niños son secuestrados y vendidos como esclavos a los productores de cacao. Durante la noche son encerrados para que no escapen y obligados a trabajar largas jornadas, en algunos casos hasta 100 horas semanales, sin remuneración.
En otros casos las propias familias; debido a la pobreza, envían a sus hijos a las plantaciones a cambio de la promesa de un trabajo fácil con buen salario, educación, vivienda y lo que reciben en realidad son abusos y castigos físicos. Otros padres los llevan con ellos a trabajar por un salario de miseria, privándolos de asistir a la escuela y sin educación el ciclo se repite.
Más de 2.000.000 de niños trabajan actualmente en el cultivo de cacao, 800.000 aproximadamente realizan trabajos peligrosos, como usar machetes, transportar pesadas cargas que en algunos casos producen hernias o heridas en los hombros, la espalda, brazos y están expuestos a sustancias químicas.
¿Que se está haciendo para terminar con el trabajo infantil?
En el año 2001, debido a la presión de dos congresistas de Estados Unidos, los fabricantes de chocolate, el gobierno de Costa de Marfil y algunas organizaciones de lucha por los derechos de los niños, firmaron un acuerdo voluntario conocido como el Protocolo Harkin-Engel. En el cual se comprometieron a desarrollar y aplicar políticas para acabar con las peores formas de trabajo infantil. Los fabricantes debían etiquetar sus productos con la clasificación “libre de trabajo infantil”.
La meta para ejecutar estas disposiciones fue 2005 pero no se cumplió y la extendieron a 2008, tampoco alcanzó y pidieron esta vez dos años. En 2010, el objetivo una vez mas, no se ha cumplido. La nueva meta es 2020 donde esperan reducir en un 70% el trabajo infantil… mientras tanto más y más niños continúan trabajando en las plantaciones de cacao.
Los fabricantes de chocolate aducen que la responsabilidad es de los proveedores de asegurarse que el producto no provenga del trabajo infantil. Otros aseguran que están realizando un monitoreo en la cadena de aprovisionamiento del chocolate para evitar la explotación infantil. El consumidor; en la mayoría de los casos desconoce todas las etapas e intermediarios por los que atraviesa el cacao.
La pobreza como la principal causa
Una investigación del periodista Marques Casara encomendada por la Fiscalía Federal de Trabajo de Brasil y la Organización Internacional del Trabajo, muestra que en Brasil también existe el trabajo infantil. Entre 2017 y 2018 cerca de 8000 niños y adolescentes trabajan en la cadena productiva del chocolate.
Diversos informes publicados, indican que en todos estos años, el trabajo infantil, lamentablemente, ha ido en aumento y que se ha avanzado muy poco en su eliminación.
Esto se debe a que no se está «atacando» la raíz de este problema… la extrema pobreza.
Los intermediarios pagan al productor el menor valor posible, por lo que estos a su vez, buscan mano de obra barata o esclava. Hay decenas de intermediarios, dificultando su control.
Es necesario un cambio estructural, deben desarrollarse nuevos modelos de hacer negocios. Las empresas y los Gobiernos deben involucrarse para dar solución a estas violaciones a los derechos humanos que suceden en la cadena productiva del cacao y otros productos, garantizando mejores condiciones de trabajo a los adultos y erradicando de una vez por todas el trabajo infantil. De esta manera se ofrecen mejores oportunidades y una mejor calidad de vida de todos los niños.